El masaje pre-natal

El masaje pre-natal es una terapia corporal que se centraliza en las necesidades que el cuerpo de la embarazada tiene, actuando como una terapia de prevención y alivio de molestias que pueden aparecer durante el período de gestación.

Para las futuras madres es importante toda la información que pueda ayudarlas a transitar la etapa del embarazo de manera, feliz, tranquila y relajada. Por ello, cada día se estudian nuevas formas de brindarles bienestar, entre ellas, el masaje pre-natal.

masaje pre-natal

El masaje pre-natal

El embarazo en sí mismo genera un estado de ansiedad que puede muchas veces resultar dañino tanto para la mamá como para el bebé. Por ello los masajes pre-natales son un aliado importante ya que contribuyen a la liberación de endorfinas, que ayudan a quitar el estrés y son una fuente de vitalidad que aporta energías extras, que la futura madre pierde durante el embarazo.

Este tipo de masaje es una excelente terapia y genera efectos positivos si es hecho de forma constante, pues las sesiones periódicas ayudan a mantener un buen equilibrio tanto físico como emocional.

Tanto para las mujeres que llevan adelante un embarazo sin problemas y de manera armoniosa, como para aquellas que pasan por mayores estados de estrés, este tipo de masajes las prepara la afrontar el momento del parto con más tranquilidad.

Debe ser hecho por un profesional preparado específicamente para realizar trabajos con futuras mamás, ya que se encuentra más entrenado para conocer los temores y molestias que la mujer sufre en este período.

La técnica utilizada para el masaje pre-natal se realiza siempre en un ambiente, tranquilo y adecuado, recordando que la gestante no debe ingerir alimentos ni líquidos dos horas antes de la sesión.

El masaje se realiza con la embarazada colocada de costado sobre una camilla donde se utilizaran almohadones para apoyar el vientre y acomodar las piernas.

El masajista hace su trabajo con las yemas de los dedos o las palmas de las manos, con movimientos circulares, suaves y rítmicos. Cada tanto hará una ligera presión con las palmas de las manos sobre la espalda de la paciente y descenderá desde el cuello hasta la espina dorsal.

En tanto que los lados se masajean con los dedos formando círculos, esto se repite en la espalda, piernas, brazos, vientre, cuello, pecho, cabeza y rostro. Un masaje completo tiene una duración de aproximadamente una media hora.

El masaje prenatal se divide en cinco partes

De Contacto: El masajista hace una conexión física con la madre gestante, haciendo un repaso rápido de su cuerpo de pies a cabeza.

La Relajación: Aquí se hace hincapié a los ejercicios respiratorios, para que pueda alcanzar un estado de equilibrio y así dejar de lado las tensiones.

Masaje: Se realiza el masaje propiamente dicho, trabajando todo el cuerpo con movimientos cortos y largos, dependiendo de la zona.

Espacio Propio: Finalizada la sesion, se le deja a la paciente en reposo durante unos cinco minutos.

Cierre: Se le realizan unos ligeros masajes para sacarla del trance de descanso.

Es esencial la comunicación que debe existir entre el masajista y la futura mamá, ya que ella debe sentirse cómoda para poder transmitir este bienestar al bebé. Por ello se utilizan lociones, que no contienen perfume y el lugar es tranquilo, con música suave para lograr mantener un estado de relajación y concentración.

El masaje prenatal es recomendado como una terapia beneficiosa, tanto para la mamá como para el bebé, pero requiere de ciertos cuidados y precauciones, como tener en cuenta si se trata de un embarazo sin complicaciones, pues no se debe aplicar el masaje sobre la zona que abarca el hueso del tobillo y el talón, ya que existiría una relación con el útero y la vagina, pudiéndose estimular un parto prematuro.

Tampoco se aconseja realizarlo en casos de fiebre, vómitos, hipertensión o cuadros diabéticos y se recomienda comenzar a partir del cuarto mes de embarazo

Este masaje fue diseñado para favorecer el contacto entre la madre y el bebé quien a partir del cuarto mes ya empieza a ser susceptible a los cambios ambientales y emocionales de la madre.

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